jueves, 16 de agosto de 2012

Caligrafía en el derecho




¿Cuál es la intención de las tareas a mano en la enseñanza de Derecho? ¿Acaso la respuesta obedece a perpetuar de añejos tiempos una metodología como método inquisidor?

Las tareas a mano se traducen a una transcripción de texto que puede que produzca una impregnación inconsciente (involuntaria: dícese de algo no querido) en la memoria, pero que en mayor grado resulta una enorme pérdida de tiempo. Por tanto, el resultado es más un estudiante fotocopiadora.

Aquí la justificación de los docentes es – Que el estudiante es flojo – Que el estudiante no lee – Que el estudiante sólo es COPY PASTE (mejor conocido como Ctrl C – Ctrl V). Por tanto el estudiante será acribillado con tareas a mano. Valiéndose quienes la practican de una minusválida presunción: Que en la elaboración de las tareas a mano nadie los va a engañar. Cuando en realidad son los primeros engañados. Pues según ellos si se encarga una tarea a mano tiene mayor mérito, y si no lo es a mano no.

Lo cual es totalmente desacertado, pues en una tarea a mano si bien es cierto que requiere necesariamente del esfuerzo en la escritura, por el contrario resulta un despilfarro de tiempo en la elaboración de un block borrador y del copiado en una hoja de papel limpia que no admite correcciones, que pudo ser elaborado con prontitud con algún medio tecnológico pero que se optó por encargar un método antiquísimo, por lo que los trabajos a manuscrito no demuestran mayor mérito, que sólo la disminución de la tinta por la transcripción.

Entonces, ¿Acaso la presentación de un trabajo a manuscrito demuestra mayor mérito en su elaboración? ¿No es cierto que los trabajos a mano resultan una enorme pérdida de tiempo? ¿Qué necesidad tienen de convencerse que no han sido engañados los docentes que se valen de esta metodología? O, en todo caso si la idea es “mejorar” el aprendizaje ¿Por qué no mejor escribir en papel higiénico?

Son algunas preguntas que demuestran una metodología arcaica en la enseñanza del Derecho, sin considerar una formación de estudiantes de Derecho que respondan a la actualidad de los procesos metodológicos, y que fuera de formar abogados del Siglo XXI caracterizados por la celeridad en sus actuaciones y en dar soluciones, lo único que logra es mejorar la caligrafía.


miércoles, 27 de junio de 2012

Una universidad dentro de la universidad



Ser estudiante de Derecho no significa haber ingresado a la facultad, como tampoco estudiar Derecho significa asistir a un salón de clases.  Ser estudiante de Derecho significa llevar en las venas la pasión por aprender siempre algo más de lo que enseñan. 

Para todo quien estudia Derecho y que está transitando por la carrera, le ofrezco este estupendo pasaje:
Si la universidad en que entras te decepciona, como ocurrirá si eres una persona que piensa con claridad y por sí misma, toma nota de que por debajo del gris ambiente dominante suele haber una universidad dentro de la universidad. Está construida por estudiantes que no se conforman y tratan de aprender realmente, por algunos profesores que están dispuestos a enseñar y aprender y a contarte tanto lo que saben como qué no saben, por actividades de naturaleza cultural que no siempre aparecen en los programas oficiales de estudio. Esa universidad interior cuenta también con las bibliotecas donde cada uno trabaja en solitario; con compañeros con los que se trabaja realmente en común. Lo mejor que puedo aconsejarte, ahora que empiezas, es que recuerdes siempre que trabajas para ti mismo (no para satisfacer a tu familia o a tus profesores), y también que busques esa universidad escondida y que formes en seguida parte de ella.
Juan Ramón Capella. "El aprendizaje del aprendizaje. Una introducción al estudio del Derecho". Madrid:  Editorial Trotta. 2009; pág 24.

Buscar en este blog: