domingo, 30 de octubre de 2011

Política profanada en mi facultad


A un día de las elecciones de la UPT, y comienzo a sentir en la lengua el sabor amargo de tener que votar por una de las listas que dicen personificar y representarnos, y es que en rigor de verdad no puedo omitir mi voto, puesto que en virtud del art. 130 del estatuto de la UPT, el voto es obligatorio y su omisión deviene en multa; esto quiere decir que atropellada mi voluntad de decisión, me veo en la obligación de votar bajo sanción de multa; pero el problema no recae sobre la obligación de hacer, sino sobre la política que profanan estas listas.

Cuando Maquiavello decía política, se refería a los diferentes tipos de organizaciones políticas que existían como imperios, monarquías, ducados, principados, republicas, etc.  Por tanto, política deviene ser “la participación de un grupo social en asuntos de ejercicio, distribución y organización de poder en dicha sociedad.”  

Entonces, si vamos a delegar este poder a una lista, sería saludable conocer antes quienes la integran, que proponen y porque deberíamos votar por ellos. Sin embargo esto no sucede y no  porque no queramos informarnos, sino por ellas mismas que se sirven de una política aburrida, torpe y arcaica. Que la llevan con una suerte de volanteo que lo único que hace es llenarte los bolsillos de basura, además de las propuestas poco convincentes e irrelevantes y algunas que no pasan de ser meras frivolidades. Pero lo más deleznable de todo esto, es que no existe iniciativa alguna para organizar un debate, que sería lo más conveniente para conocerlas y a partir de ello tomar una decisión certera. Pero sí, que bonito se organizan para libar después de las elecciones.

Esto no debería de ser así, es tolerable que venga de estudiantes de otras materias porque no se encuentran inmersos en las ciencias políticas, pero no de estudiantes de derecho, que se disfrazan de pitufos y hasta de tazmania. Qué culpa tienen ellos de ser las mascotas políticamente marginadas. Y no digo que este mal, en realidad es una muy buena técnica para captar la atención de unos pobres incautos, lo malo esta en la medida que se prioriza este tipo de actividades en lugar de promover una política de la que podamos decidir “a sabiendas”, y no por disfraces, ni por volantes, ni por propuestas que quedan en el papel, ni por frases que intentan llamar la atención, ni por un reggaetón pegajoso, y mucho menos por listas que nos venden una política más falsa que un billete de 15 soles. Y encima se sacan los ojos entre ellos, llevando la política a precarios niveles.

No es justificable, no lo es, “que no haya tiempo o dinero”, para llevar de la mano una política verdadera. A un día de las elecciones, a un día compañeros… y no sé si me da más asco la cara de melcochita o la política que predican. 

Y seguiría escribiendo más  y más cuestiones de la política de estas listas. Sin embargo, tengo cosas más importantes que hacer, “el deber del baño me llama”. Chau

PDTA: Nada de lo dicho en este post es ni pretende ser un consejo legal sino tan solo una reflexión. El mail del blog hará caso omiso a las solicitudes de consejos o advertencias legales que sean ajena a la temática meramente reflexiva y de divulgación que el sitio propone.

jueves, 27 de octubre de 2011

La otra cara de la moneda

Este post, está dedicado a Honoré Daumier (pronunciación aproximada del apellido: Domié),que además de caricaturista; fue pintor, dibujante y escultor.

¿QUIÉN ES DAUMIER?


Honoré Daumier nació el año 1808 en la ciudad de Marsella, pero siendo niño debió transladarse a París junto con su familia. En París, muy joven trabajo como ujier en un tribunal de justicia y cadete en una librería, luego se dedicó a estudiar pintura y dibujo. De este modo dio inicio a su carrera de artista realizando trabajos en xilografía e ilustración de anuncios publicitarios.

En 1828 comenzó sus primeras litografías para el diario La Silohuette (La Silueta). En 1830 inició su labor en la revista humorística La Caricature en donde adquirió merecido renombre por sus grabados y dibujos llenos de sátira y crítica social. En 1832 comenzó a trabajar en Le Charivari, periódico humorístico-político dirigido por Charles Philipon particularmente crítico al gobierno de Luis Felipe I de Orleans, allí tuvo como colegas a otros señalados caricaturistas: Raffet, Devéria y Grandville. 

Sus grabados se destacan por la mordacidad descarnada y sin embargo de matices exquisitos y líneas nada excentas de sutileza, al trabajar sarcásticamente los rostros, las expresiones, los gestos, con precisas exageraciones logra dar noción de la personalidad de los sujetos representados

Algo Curioso:

Daumier precisamente por haber realizado una caricatura del monarca Luis Felipe I de Orleans, en la cual aparecía retratado como Gargantúa (el glotón personaje de Rabelais), sufrió una prisión de seis meses. 





ALGUNAS DE SUS CARICATURAS SOBRE EL LITIGIO

"La defensa felicita el talento del fiscal, mientras que el fiscal general admira la elocuencia de la defensa. El juez aplaude a ambos y todos satisfechos, excepto el acusado." 


"Aquí está el fiscal que le dirá algunas cosas muy desagradables .... así que intente llorar un poco, de un ojo por lo menos .... que generalmente ayuda" 



"Ha Perdido otra vez en la corte superma de justicia... y él se queja como si no pudiera todavía apelar en la Corte Superior de Apelaciones...." 



"Bien, ahora queridos colegas ... ustedes no deben pelear mientras no sea en la sala de audiencias ... no debemos desperdiciar una sola palabra aquí ...." 


"Un litigante que desafortunadamente no tiene los detalles más importante para ganar su caso .... pesos y centavos." 




"¡Muy bien! ¡Sí, caballeros, es algo desafortunado en la corte de Assize... pero la desgracia es siempre respetable!... Por otra parte, es verdad lo que se ha dicho, yo tengo el hábito de sustraer dinero... ¿... es fácil excusarme como cualquier otro porque me es muy dificil resistir mis debilidades... en cuanto al resto, se me acusa de vender plomo por oro? Veinte testigos lo juran. ¡Muy bien! Lo niego cuarenta veces y puesto que dos negaciones valen una confesión está claro que no pueden encontrarme culpable.(Luego de esta brillante improvisación Robert Macaire fué condenado a la máxima pena.)" 




"Es cierto, usted ha perdido su caso ... pero seguro ha disfrutado la elocuencia de mi alegato!" 

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